Durante mucho tiempo, lavar el cuerpo se consideró potencialmente peligroso. Sin embargo, las tendencias modernas y la popularidad no siempre pueden considerarse la mejor opción. Hasta finales del siglo XIX, se aconsejaba lavarse el pelo no más de una vez al mes. Más tarde, décadas después, se desarrolló el primer champú sintético, lo que llevó a un aumento de la frecuencia a una vez cada dos semanas y, finalmente, el uso diario se convirtió en la norma en la década de 1970. Asimismo, el uso de jabón y la ducha diaria se volvieron cada vez más comunes. No ducharse a diario se consideraba un comportamiento desviado. Sin embargo, en los últimos años cada vez más personas han abandonado el uso de jabón y champú, e incluso reducir la ducha se ha convertido en una tendencia. ¿Qué los impulsa a tomar esta decisión?